- La vegetación de la Sierra de Madrid - Pilar Abia

 



ESQUEMA ALTITUDINAL DE LA VEGETACIÓN DE  LA SIERRA DE MADRID 








PISOS DE VEGETACIÓN DE LA SIERRA DE MADRID 

En las montañas, al ascender en altitud, se produce un aumento de la precipitación y una disminución de la temperatura (aproximada­mente 0,65 ºC por cada 100 m. de incremento de altitud).

Esta variación de temperatura y precipitación en función de la altitud determina la distribución de la vegetación en las montañas en una sucesión de franjas o pisos de vegetación.

T – Temperatura media anual en grados centígrados

P – Precipitación media anual en milímetros (obtenida a lo largo de una serie de años de observaciones).


PISOS BIOCLIMÁTICOS DE LA SIERRA DE MADRID

DEFINICIÓN DE PISO BIOCLIMÁTICO

Los rangos climáticos de temperatura y precipitación que determinan los pisos de vegetación se denominan “pisos bioclimáticos”.

 

ALGUNAS FORMACIONES VEGETALES DE LA SIERRA DE MADRID

        De acuerdo con los pisos bioclimáticos que hemos definido más arriba, veremos a continuación algunas de las formaciones vegetales más destacadas de la sierra madrileña. 

PISO SUPRAMEDITERRÁNEO

·         Encinares

·         Jarales

·         Melojares

·         Hayedos

·         Abedulares

·         Fresnedas

·         Rosaledas y zarzales

·         Saucedas

·         Alisedas

·         Olmedas

 

PISO OROMEDITERRÁNEO

·         Pinares

·         Piornales

·         Cervunales

 

PISO CRIOROMEDITERRÁNEO

·         Céspedes crioromediterráneos


PISO SUPRAMEDITERRÁNEO

ENCINARES

      Los encinares de Quercus rotundifolia ocupan una amplia franja central, de Este a Oeste, en la provincia de Madrid. Hacia el Norte, al subir en altitud en la Sierra, se ponen en contacto con los bosques de roble melojo.

Son un ejemplo típico del bosque esclerófilo mediterráneo. Los que encontramos en la Sierra están acompañados de abundantes enebros y ofrecen todo el año un aspecto bastante uniforme, ya que encinas y enebros son árboles perennifolios.

      En el área de extensión de estos encinares encontramos también la retama de escobas o escoba negra (Cytisus scoparius) y zonas de matorral abierto formado por jaras (Cistus ladanifer), romero (Rosmarinus officinalis) y cantueso (Lavandula stoechas).

En la Sierra muchos encinares están adehesados. La dehesa es un notable ejemplo de equilibrio ecológico entre medio natural y aprovechamiento forestal, ganadero y agrícola

La encina (Quercus ilex sp. rotundifolia) es un árbol perennifolio que puede alcanzar hasta 25 m. de altura. En Madrid no alcanzan esta altura pues los ejemplares que hay no son lo suficientemente viejos (llegan a vivir hasta 700 años). 

         Es muy frecuente encontrar masas de ejemplares jóvenes (carrascas) con porte arbustivo y muy ramificado desde la base, según se van convirtiendo en árbol se van quedando con un solo tronco de corteza negruzca y dura. La copa es amplia y densa.

         Las hojas son perennes, duran en el árbol 3-4 años, cada otoño cae un 20-30% de ellas y en primavera salen otras nuevas. Son simples, ovaladas, de color verde oscuro por el haz, blanquecinas por el envés y recubiertas de pelillos que le dan un aspecto afieltrado. Las hojas jóvenes tienen el borde espinoso.

         Las flores femeninas son de pequeño tamaño, las masculinas se agrupan en amentos colgantes. Suele haber árboles con dominancia de unas o de otras. En ambos casos son flores aclamídeas, no tienen ni cáliz ni corola (flores sin perianto).

El fruto es la bellota, que va recubierta de una cúpula de escamas. Las encinas alcanzan la madurez a los 10-15 años, que es cuando fructifican.

 


         



Hemos comentado que en los encinares de la Sierra aparecen abundantes enebros, veremos a continuación algunas de sus características.

El enebro (Juniperus oxycedrus) es una conífera que de joven presenta ramificaciones desde la base y, con el tiempo, va adquiriendo un porte arbóreo con la copa más redondeada. Los ejemplares que hay en la Sierra alcanzan como mucho los 5-6 m., aunque puede llegar hasta los 20 m.

Las hojas son perennes, aciculares, cortas y de sección triangular. El haz tiene 2 bandas blancas longitudinales de estomas que hacen el árbol inconfundible.

No tiene propiamente flores, los órganos masculinos y femeninos forman conos. Los masculinos son conos o piñitas amarillentas que contienen los sacos de polen; los órganos femeninos son conos globulares (gálbulos) verdosos, formados por 3 escamas soldadas, se transforman en el fruto (arcéstida), de consistencia carnosa y color rojizo.



 

JARALES PRINGOSOS

El jaral es un matorral típicamente mediterráneo en el que dominan la jara pringosa (Cistus ladanifer) y el romero (Rosmarinus officinalis).

El jaral es pobre en flora, pues en general los matorrales silicícolas son más pobres en flora que los calcícolas.

Suelen acompañar a las jaras el cantueso (Lavandula stoechas) y el tomillo blanco (Thymus masticina). También pueden aparecer enebros, torvisco, carrascas. Cuando está bien desarrollado, el jaral es un matorral denso y difícil de transitar.

Los jarales resisten bien el fuego, son comunidades que arden con facilidad al estar las hojas recubiertas de ládano. Las semillas no pierden su capacidad de germinar y lo hacen bien tras los incendios, cuando el terrero queda despejado y soleado. Esto da lugar a un círculo vicioso que impide la regeneración del bosque.

La jara es una planta de porte arbustivo, con numerosos tallos negruzcos y tortuosos.

Las hojas son perennes, simples, de color verde oscuro, coriáceas y lanceoladas, con el envés blanquecino por estar recubierto de pelos.

Las flores son hermafroditas, poseen tanto órganos masculinos (estambres) como femeninos (pistilo), muy vistosas, de 5-10 mm. de diámetro y con el centro cuajado de estambres amarillos. En algunos ejemplares los pétalos, de color blanco, tienen una mancha rojiza en la base (variedad maculata). La floración es muy espectacular y comienza a mediados de abril. El fruto es una cápsula dehiscente que se abre en valvas para dejar salir las semillas.






MELOJARES

         Los bosques de melojo (Quercus pyrenaica) de la Sierra de Guadarrama se encuentran entre el piso del bosque esclerófilo mediterráneo (encinares) y el bosque aciculifolio de la alta montaña mediterránea (pinares). Destacan, entre otros, los melojares de los puertos de Canencia y la Morcuera.

         En las zonas de melojar también hay pinares cultivados de pino albar o silvestre (Pinus sylvestris) con sotobosque de helechos y zarzamoras.

En el piso del melojar llueve unos 100 l. en los meses de junio, julio y agosto, lo que le permite pasar el verano relativamente bien. Se trata de lluvias veraniegas de tipo tormentoso. Hacia el Este, hacia Somosierra y la Sierra de Ayllón (poblaciones de La Hiruela y Montejo de la Sierra) la precipitación en verano es algo más abundante y encontramos también brezos y hayas.

La explotación ganadera es importante en las zonas de melojar, hay ganado vacuno y caballar que pasta libremente por los melojares adehesados. Dominan los prados de diente, mientras que los de siega se encuentran preferentemente en las fresnedas.

          El melojo es un tipo de roble. “Roble” es la denominación genérica de las especies caducifolias o marcescentes del género Quercus.

         Destaca su sistema radical estolonífero, que se extiende a poca profundidad y del que rebrotan nuevos árboles. Forma un entramado denso de ramas y troncos tortuosos de escasa talla con gran capacidad colonizadora.

Una característica muy importante del melojo es su carácter marcescente, en otoño las hojas se secan y amarillean, pero la mayor parte de ellas permanece prendida de las ramas del árbol y no se cae hasta la primavera, cuando empiezan a brotar las hojitas nuevas.

         El melojo puede alcanzar los 20 m. de altura, pero lo más normal en la Sierra es encontrar ejemplares de entre 6-8 m. La copa es ancha y densa.

         Las hojas son marcescentes, simples y con lóbulos profundos e irregulares. Por el envés tienen una densa borra blanca formada por pelillos que les sirven para reducir la transpiración en el verano, que es cálido y relativamente seco.

Las flores son aclamídeas, no tienen ni cáliz ni corola (flores sin perianto). Las masculinas se presentan en amentos colgantes, las femeninas son inconspicuas y se transforman en el fruto, que es una bellota protegida en su base por una cúpula con escamas no punzantes.

         En el melojar también aparecen otros árboles como el serbal de cazadores (Sorbus aucuparia), el cerezo silvestre (Prunus avium), el acebo (Ilex aquifolium) y el abedul (Betula celtiberica). En cuanto a arbustos, encontramos el majuelo (Crataegus monogyna), la retama o escoba negra (Cytisus scoparius), zarzamoras (Rubus ulmifolius), Genista florida, etc. En zonas donde el bosque se ha aclarado aparecen brezales con brezo blanco.

         Por lo que se refiere a plantas herbáceas, domina el helecho de águila (Pteridium aquilinum), que cubre densamente el suelo, principalmente en zonas donde el bosque es más abierto, ya que necesita bastante luz para desarrollarse. Además, el fuego no afecta a sus rizomas subterráneos, por lo que después de los incendios sigue prosperando. También hay diferentes gramíneas de los géneros Poa y Festuca, entre otros.




HAYEDOS

En el término municipal de Montejo de la Sierra, en Somosierra, tenemos un importante hayedo que es uno de los más meridionales de Europa (los más meridionales están en Sicilia). El haya es un árbol que necesita humedad ambiental, más que humedad edáfica, por ello no penetra en la región mediterránea siguiendo el curso de los ríos.

Los hayedos son una formación muy densa, cuando las hojas alcanzan el máximo desarrollo interceptan hasta el 90% de la luz, por esto a principios de primavera se desarrollan numerosas herbáceas heliófilas que florecen antes de que el hayedo cierre su follaje (prímulas, fresas silvestres, etc.)

Cuando el hayedo desaparece por degradación, su espacio lo ocupa el melojar, más xerófilo y termófilo.

El haya no empieza a dar fruto hasta los 20-25 años, el melojo se reproduce activamente por estolones, por lo que le es más fácil ganar terreno.

El haya (Fagus sylvatica) es un árbol que en condiciones óptimas puede alcanzar hasta 35 m. de altura, pero en la Sierra no llegan a tanto pues se encuentran alejadas de las condiciones ecológicas óptimas.

Son árboles con una copa amplia y densa. El troco es bastante liso y de color gris plateado.

Las hojas son caducas, simples, enteras, aunque con los bordes algo sinuosos y con pelos sedosos, nacen plegadas y según van creciendo se van desenrollando.

Las flores masculinas se agrupan en amentos globosos que cuelgan de un pedúnculo largo. Las flores femeninas son inconspicuas, poco visibles. Ambas son aclamídeas, no tienen ni cáliz ni corola (flores sin perianto).

El fruto es el hayuco. Suelen aparecer de dos en dos, encerrados en una cápsula coriácea cubierta de espinas que se abre en cuatro valvas para dejarlos salir.

Acompañando a las hayas encontramos otros árboles como acebos (Ilex aquifolium), tejos (Taxus baccata), abedules (Betula celtibérica), olmos (Ulmus minor), serbales (Sorbus aucuparia).

Entre los matorrales de sustitución destacan los brezales.

  


  

ABEDULARES

         El abedular aparece intercalado entre el melojar en zonas donde, por circunstancias locales, hay una mayor precipitación y humedad edáfica y ambiental. En Madrid aparece preferentemente en exposiciones Norte y Noroeste.

Los abedules (Betula celtiberica) que encontramos en la Sierra son arbolitos de 5-6 m. de altura.

El tronco es de corteza blanquecina; la copa es abierta, con poco follaje y ramas jóvenes colgantes.

Las hojas son caducas, simples, de borde aserrado.

Las flores, tanto las masculinas como las femeninas, se agrupan en amentos. Son aclamídeas, no tienen ni cáliz ni corola (flores sin perianto).

         El fruto es una nuececilla alada, para facilitar su transporte por el viento.

         En la umbría del puerto de Canencia, además de abedules, aparecen tejos (Taxus baccata) y serbales (Sorbus aucuparia).

 



 FRESNEDAS

         El fresno (Fraxinus angustifolia) forma bosques caducifolios en los que generalmente se mezclan el fresno y el melojo. Se dan en suelos húmedos y que pueden estar temporalmente encharcados, en depresiones y fondos de valle.

Los bosques de fresnos se encuentran generalmente adehesados y se utilizan para pasto de diente y los árboles se conservan para dar sombra al ganado.

         El aspecto del fresno en estado natural tiene poco que ver con el que se suele observar en las fresnedas de la Sierra. En estado natural es un árbol de hasta 15 m. de altura, con una copa amplia. Este porte natural suele estar modificado por el desmoche para el aprovechamiento de las ramas jóvenes, por lo que suele presentar un tronco grueso y cilíndrico de 2-3 m. de altura, rematado por un muñón redondeado del que salen las ramas nuevas que se volverán a cortar cuando alcancen el tamaño adecuado.

         Las hojas son caducas, compuestas, con número impar de foliolos, de forma lanceolada y borde dentado.

Las flores empiezan a salir en febrero, antes que las hojas, son aclamídeas, no tienen ni cáliz ni corola (flores sin perianto). Son hermafroditas, poseen tanto órganos masculinos (estambres) como femeninos (pistilo)

         El fruto es una nuez alada (sámara) con el ala en forma de lengüeta.

         En las fresnedas pueden aparecer también otros árboles, como melojos, arces, olmos. También hay plantas arbustivas espinosas, como rosales silvestres (Rosa canina), zarzamoras (Rubus ulmifolius), majuelos (Crataegus monogyna), etc.  



       
 

ROSALEDAS Y ZARZALES

         Incluyen rosas (Rosa canina, Rosa corimbifera), zarzamoras (Rubus ulmifolius) y majuelos (Crataegus monogyna).

Rosaledas y zarzales se encuentran en bordes de bosques (melojares y fresnedas) y ocupan áreas donde el bosque se ha degradado. Por sus características de matorral de orla de bosque los encontramos en bordes de caminos, tapias, lindes de fincas, etc.

 Las rosas son arbustos de 2-3 m. de altura, ramificados desde la base y con los tallos recubiertos de aguijones (semejantes a los colmillos o caninos de un perro, de ahí el nombre de la Rosa canina). Las hojas son caducas, compuestas, con 5-7 foliolos de borde dentado. Las flores son hermafroditas, con 3, 5 o 10 pétalos blancos o rosados y numerosos estambres. El fruto es el escaramujo, alargado y de color rojo.

Las zarzamoras tienen tallos con sección prismática, que crecen arqueados hasta casi tocar el suelo con la punta y están recubiertos de espinas con forma de uña de gato. Las hojas son caducas, compuestas, con 3-5 foliolos ovalados, anchos, asimétricos si se doblan por el nervio medio y ligeramente espinosos. Las flores son hermafroditas, con 5 pétalos blancos o rosados y numerosos estambres. Los frutos son las moras.

 




SAUCEDAS

         En las saucedas supramediterráneas domina Salix atrocinerea, junto al que aparece también el helecho de águila (Pteridium aquilinum). Se dan en las márgenes de arroyos sin pendiente y curso lento y coinciden con el piso del melojar. Junto al río se da la sauceda y, según nos alejamos de él, aparece el bosque mixto de fresno y melojo y luego el melojar. Cuando las saucedas se degradan aparecen zarzales.

Los sauces (Salix atrocinerea) son arbolillos y arbustos especializados en colonizar los bordes de los ríos, forman una primera banda arbustiva a lo largo del cauce.

         Las ramas de los sauces son flexibles. Las hojas son caducas, simples, lanceoladas y dentadas. Las flores, tanto las masculinas como las femeninas, se agrupan en amentos y son poco vistosas, aclamídeas, sin pétalos ni sépalos, no tienen ni cáliz ni corola (flores sin perianto). El fruto es una cápsula que se abre en dos valvas y libera las semillas, que tienen un penacho de pelos largos o vilano para facilitar la dispersión por el viento.

          Los sauces tienen un denso sistema radical que fija el suelo, por eso pueden colonizar los bordes de los cauces y fijarlos.

 



ALISEDAS

         En Madrid aparecen junto a los ríos que no se secan en verano. En su etapa madura la aliseda es un bosque sombrío que ocupa buena parte del cauce y del borde del río.

         Los alisos (Alnus glutinosa) son árboles de corteza oscura y no suelen superar los 20 m. de altura.

         Las hojas son caducas, simples, anchas y de borde dentado. Tanto las flores femeninas como las masculinas se agrupan en amentos, colgantes los masculinos y con forma ovoide los femeninos, que al madurar forman pequeñas piñas con escamas leñosas en las que se alojan los frutos, que son una nuececilla alada.

         Desempeñan un papel importante en la conservación de las riberas de ríos y lagos.

 


OLMEDAS

         Son bosques caducifolios que se dan en sotos y riberas, en zonas con suelos húmedos todo el año.

         Los olmos (Ulmus minor) pueden tener hasta 15 m. de altura, cuando no se podan presentan una copa alargada, pero si se podan suelen ser más bajos y con la copa redondeada.

         Las hojas son caducas, simples, con el borde dentado y ásperas al tacto. En la base son asimétricas, de manera que una mitad es más larga que la otra.

         Las flores aparecen muy pronto, en febrero, antes de que salgan las hojas (esto suele suceder en plantas en las que la polinización se hace por el viento, así las hojas no estorban). Son hermafroditas, poseen tanto órganos masculinos (estambres) como femeninos (pistilo); son poco llamativas, solo tienen sépalos.

         El fruto es una nuez alada (sámara), el ala que rodea la nuez le sirve para volar y dispersarse. Los frutos, cuando están recién formados, como tienen el ala verde, se suelen confundir con hojas.

         Además de en las riberas de los ríos, en los pueblos de la Sierra es frecuente verlos en las plazas, donde hay ejemplares centenarios rodeados por un banco, pues actuaban como punto de reunión. En el siglo XVIII, el rey Carlos III dictó ordenanzas para que se colocara un olmo en las plazas de los pueblos como símbolo de vida.

 


      

PISO OROMEDITERRÁNEO

PINARES

         En la Sierra de Madrid los pinares están constituidos por el llamado pino de Valsaín, pino albar o pino silvestre (Pinus sylvestris).

         El área de extensión del pino silvestre es muy amplia, entre los 40º y los 65º Norte.

         Los pinares de la Sierra cuentan con ejemplares de hasta 20 m. de altura, aunque pueden llegar a alcanzar los 40 m. Son árboles de porte estilizado, pero los que crecen en las zonas más altas y escarpadas, sometidas a la acción de fuertes vientos, no suelen sobrepasar los 9 m. y crecen con aspecto tortuoso y achaparrado. Hacia la mitad del tronco presentan unas placas escamosas de color amarillo rojizo, que diferencian a este árbol del resto de los pinos españoles. Puede vivir hasta 500 años, pero deja de crecer a los 120. Destaca su valor maderero.

         Las hojas son perennes, aciculares y agrupadas de 2 en 2.

No tiene propiamente flores, los órganos masculinos y femeninos forman conos. Los conos masculinos producen el polen en los sacos polínicos, los granos de polen tienen dos vesículas flotadoras que les ayudan a mantenerse en el aire y caer despacio, con lo que la liberación del polen se asemeja a una lluvia.    Los conos femeninos o piñas están formados por brácteas o escamas leñosas, cuando son polinizadas dentro de ellas se producen los piñones, que tienen un ala para facilitar la dispersión por el viento.

         Además de los pinos, en el estrato arbustivo encontramos enebros rastreros (Juniperus nana) y piornos serranos (Cytisus purgans). En el estrato herbáceo aparecen cervuno (Nardus stricta) y heno común (Deschampsia flexuosa), ambas gramíneas cespitosas perennes.

         El pinar es, en general, un bosque abierto y soleado.

         Fuera de sus límites naturales el pino se ha cultivado en el dominio del melojar, donde se da muy bien porque los suelos son muy fértiles y las condiciones climáticas menos duras, pero a pesar de ello la regeneración espontánea es deficiente y, sin el cuidado del hombre, el melojo vuelve a recuperar su terreno.

         Los pinares de repoblación se reconocen por la presencia ocasional de algún melojo y por el helecho de águila, que es habitual en los melojares, pero no en los pinares naturales.

         El pinar con enebro rastrero tiene un importante papel colonizador, se da en terrenos con fuertes pendientes y contribuye a fijar el suelo, pudiendo colonizar zonas pedregosas.

  


PIORNALES

           El piornal, de forma natural, se sitúa por encima del pinar.

      Las principales especies que lo forman son el piorno serrano (Cytisus oromediterraneus /Cytisus purgans), el enebro rastrero (Juniperus nana) y en zonas de vaguada con suelos encharcados el cervuno (Nardus stricta).

      El piorno es una planta papilionácea o leguminosa arbustiva que puede alcanzar hasta 1 m. de altura, tiene porte redondeado, con todas las ramas aproximadamente de la misma altura.

Las hojas se caen al poco de salir. Los tallos son verdes y en ellos se realiza la función clorofílica.  

Las flores son amarillas y muy abundantes, por lo que la floración es muy llamativa. El fruto es una legumbre alargada y aplastada, vellosa en ambas caras.



 

        El enebro rastrero (Juniperus nana) forma matas tendidas, ramificadas desde la base, de 2-3 m. de diámetro. Las hojas son perennes, aciculares, con 1 banda blanca de estomas. No tiene propiamente flores, los órganos masculinos y femeninos forman conos. Los masculinos son conos o piñitas amarillentas que contienen los sacos de polen; los órganos femeninos son conos globulares (gálbulo) formados por 3 escamas soldadas, cuando se transforman en el fruto, este es de consistencia carnosa y color rojizo, que se vuelve negro/azulado al madurar.

        Tanto el piorno como el enebro rastrero son plantas achaparradas. Estas son las que mejor soportan el peso de la nieve, que puede durar varios meses, así como los fuertes vientos de la alta montaña que, por su propia fuerza y la acción abrasiva de los granos de arena y cristales de hielo que transportan, impiden el desarrollo de plantas de porte erguido.




  
CERVUNALES     

En zonas de vaguada con suelos encharcados y prolongada cobertura invernal de nieve se desarrolla el cervunal, pastizal de cervuno, Nardus stricta, planta gramínea muy resistente a los fríos intensos y a la nieve. Alcanza entre 3 y 8 cm. de alto; sus hojas son finas, largas y sedosas, de 0,5 mm. de ancho; florece entre mayo y agosto, generando una espiga.  Los cervunales son zonas de pasto en las que tradicionalmente se ha dado una explotación ganadera (ganado vacuno). 



  


PISO CRIOROMEDITERRÁNEO

CÉSPEDES CRIOROMEDITERRÁNEOS

         Vistas desde lejos las más altas cumbres parecen estar desnudas de vegetación, pero no es así, están cubiertas de un denso pastizal de gramíneas vivaces.

A esta altitud las plantas están determinadas por la acción del viento, que dificulta su desarrollo. Además, deben soportar fuertes oscilaciones térmicas: durante el día han podido recibir una fuerte insolación y de noche puede haber heladas. Las condiciones son especialmente duras en laderas y cimas muy azotadas por las ventiscas, donde no se acumula la nieve y falta el manto protector que esta proporciona y bajo el cual las condiciones climáticas se mantienen constantes y son menos rigurosas.

Destaca la festuca (Festuca indigesta), gramínea vivaz de unos 20 cm. de alto y con haces de hojas basales estrechas, lineales, rígidas, duras y de menos de 1 mm. de ancho. La inflorescencia es una panícula compuesta por numerosas espiguillas, cada una con 5-7 flores. Su nombre alude a que constituye un pasto poco adecuado para el ganado y de escaso valor nutritivo. La festuca se encuentra también en el piso de los piornales y pinares, en las zonas más expuestas a los vientos o en los claros abiertos.

(VIVAZ: término que se aplica a las plantas herbáceas que viven más de 2 años; durante la estación desfavorable pierden su parte aérea, pero conservan órganos subterráneos o a ras de suelo y rebrotan en primavera).

 



 

ALGUNAS PLANTAS HERBÁCEAS FÁCILMENTE IDENTIFICABLES DE LA SIERRA DE GUADARRAMA












 




 

    


  


 



 BIBLIOGRAFÍA

CASCAJERO CARNICER, José Ignacio & VIRUMBRALES JARO, Beatriz. (2020): Guía de plantas de la Sierra de Guadarrama. Ediciones La Librería. Madrid.

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IZCO, Jesús. (1984): Madrid verde. Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Comunidad de Madrid.

LÓPEZ GONZÁLEZ, Ginés. (1993): La guía de Incafo de los árboles y arbustos de la Península Ibérica. Incafo. Madrid.

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http://www.floraiberica.es

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http://www.plantasyhongos.es/herbarium

https://www.arbolesibericos.es

https://www.asturnatura.com

https://www.guadarramistas.com

 

PROCEDENCIA DE LAS FOTOGRAFÍAS

De Internet y de la autora.


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